La admiración que siento por esta familia de navegantes no entra en 5 blogs.
Los conocimos durante nuestra vida en el
Cinave (Tigre, Argentina).
Christian,
Christine y su hija, la pequeña Indiana, nacieron en Francia pero pueden reclamar el mundo entero como su hogar. Con la edad en que muchos se jubilan y se dedican al descanso y al
reuma ellos viven sin fronteras desde hace 30 años a bordo del Tara
Amangani (significa "casa de paz", en
sanscrito) un velero hermoso y enorme, de 40
ypico de pies, muy cálido, acogedor y
fuertísimo, construido por ellos mismos con
muchísima fibra de vidrio y material de segunda mano. No viven de rentas, trabajan un año cada 5 en el
Caribe o la polinesia francesa (
Christian es piloto de ultramar, mecánico y constructor naval;
Christine es enfermera y
meteoróloga e Indiana, de 14 años, vivió toda la vida en el agua y hace circo, telas,
artesanías...) y el resto del tiempo lo dedican a vivir una vida de leyenda, recorriendo el mundo a lo largo y ancho, conociendo nuevas culturas, gente , buceando sin equipos a 15 metros de profundidad para atrapar la comida (uno se encarga de eso y el otro hace de campana por los tiburones) . Siempre de buen humor, esta querible y amable familia, nos ayudó mucho en las últimas etapas de la preparación de nuestra aventura. También le dieron una mano enorme al compatriota-en-la-misma-que-nosotros
Hernán del
Proyecto Shamrock para rescatar su barco cuando se le
fue a la playa en La Paloma.
Saludos amigos! Buenos vientos y espero que nos volvamos a cruzar pronto!